- Elegir colágeno marino si eres intolerante al pescado
- ¿Tienes intolerancia al pescado? Descubre cómo elegir colágeno marino seguro, qué precauciones tomar y alternativas existentes para cuidarte sin riesgos.
El colágeno marino podemos encontrarlo en todas partes y en diferentes formatos: polvo para mezclar, cápsulas y hasta gominolas con agradable sabor. Sin lugar a dudas, se ha convertido en el suplemento estrella para cuidar la piel y las articulaciones. Pero, ¿qué pasa si el pescado y tú no os lleváis bien? ¿Significa que tienes que renunciar a los suplementos de colágeno marino?
La respuesta no es tan simple. Algunas personas con intolerancia leve pueden tolerar las versiones hidrolizadas, mientras que en casos de alergia confirmada lo más seguro es evitarlas y buscar alternativas. Aquí te contamos cómo identificar opciones seguras, qué mirar en las etiquetas y qué alternativas existen más allá del mar.
¿Intolerancia o alergia? No es lo mismo
Antes de lanzarte a comprar colágeno marino, es mejor aclarar este punto.
- La intolerancia al pescado suele conllevar molestias digestivas como hinchazón, gases o malestar estomacal. Por lo general, suele depender de la cantidad ingerida.
- La alergia al pescado, en cambio, puede desencadenar reacciones mucho más serias, incluso solo consumiendo trazas mínimas.
Si tienes una intolerancia leve, podrías valorar (siempre con supervisión) probar un colágeno marino hidrolizado en dosis pequeñas. Pero si tienes ya una alergia diagnosticada, lo más recomendable es evitar cualquier tipo de producto derivado del pescado.
Cómo leer etiquetas sin perderte en el mar
Cuando hay intolerancia o sensibilidad al pescado y se trata de colágeno marino, es crucial saber interpretar adecuadamente las etiquetas porque son como tu mapa del tesoro. Aquí algunos puntos a considerar.
Fuente del colágeno: mira bien si indica de qué pescado proviene (bacalao, tilapia, pescado blanco, etc).
Proceso de hidrólisis: busca la palabra hidrolizado o péptidos de colágeno, ya que significa que son de bajo peso molecular y, por ende, son mejor toleradas.
Certificaciones y controles de calidad: elige marcas que garanticen pureza y análisis de metales pesados.
Alergias cruzadas: si cuentas con varias alergias alimentarias, confirma en la información nutricional del producto la presencia de otros alérgenos. Es mejor que indique que es libre de gluten, lactosa y sin OGM.
Si no puedes encontrar nada de esto en la etiqueta, mejor pasar de largo. Tu salud intestinal y tu tranquilidad valen más que una promesa efímera.
Más allá del mar: alternativas al colágeno marino
Si el pescado y tú definitivamente estáis peleados, no te preocupes: el colágeno no es un exclusivo de las profundidades marinas. Existen otras fuentes y opciones que también pueden apoyar tu piel, articulaciones, cabello y uñas. Vamos a verlas.
- Colágeno bovino o porcino: muy usado en suplementos, con beneficios similares en elasticidad de la piel y apoyo articular.
- Colágeno de membrana de cáscara de huevo: una alternativa interesante que contiene péptidos y nutrientes asociados a la salud articular.
- Colágeno vegano: En realidad no es un colágeno propiamente dicho, sino una mezcla de aminoácidos, vitamina C y otros extractos vegetales que estimulan la producción natural del colágeno en el cuerpo.
Aquí lo importante es elegir la opción que mejor se adapte a ti y, sobre todo, que sea segura y de calidad.